El principio de incertidumbre de Heisenberg establece que con cuanta más precisión se mida la velocidad de una partícula, con menos precisión se sabrá su posición. A este conjunto de variables que se caracterizan por esta relación de incertidumbre entre ellas se les conoce como variables conjugables. Para poder conocer la posición de un objeto se ha de arrojar luz sobre éste; a nivel cuántico esto supone que al iluminar un partícula con energía suficiente para verla con claridad, el propio fotón la desplazará al impactar con esta, por lo que, por el bien de poder sacar algo en claro, se debe optar por una visión borrosa de la partícula y su posición.
Otro ejemplo de variables conjugables son los de tiempo y frecuencia. La capacidad de definir la frecuencia con la que se acontece un evento depende del tiempo del que se dispone para medir dicha frecuencia: como este nunca es infinito nunca se puede llegar a definir con certeza absoluta.
A un nivel fundamental, o cuántico, nuestra percepción del mundo es sólo relativa en el mejor de los casos; como podría decir Albert Camus, anhelamos definir un mundo que sólo puede ser definible para nosotros en la escala de “grandiosas generalizaciones”.
Además, hay que tener en cuenta la subjetividad intrínseca de nuestra percepción del mundo que habitamos: de lo único que podemos estar certeros es de aquello que sentimos individualmente, lo cual es, en gran medida, intransferible a terceras personas.
...“El deseo profundo del espíritu mismo en sus operaciones más evolucionadas se une al sentimiento inconsciente del hombre ante su universo: es exigencia de familiaridad, apetito de claridad. Para un hombre, comprender el mundo es reducirlo a lo humano, marcarlo con su sello. El universo del gato no es el universo del oso hormiguero”....
...“Puedo sentir mi corazón y juzgar que existe. Puedo tocar este mundo y juzgar también que existe. Ahí termina toda mi ciencia y lo demás es construcción. Pues si trato de captar ese yo del cual me aseguro, si trato de definirlo y resumirlo, ya no es sino agua que corre entre mis dedos (...) Este mismo corazón mío me resultará siempre indefinible”...
...Seré siempre extraño a mí mismo. En psicología, como en lógica, hay verdades, pero no verdad...
...“Así, esta ciencia que debía enseñármelo todo termina en la hipótesis, esta lucidez naufraga en la metáfora, esta incertidumbre se resuelve en obra de arte”...
Albert Camus, El mito de Sísifo [Le mythe de Sisyphe., trad. Luis Echávarri]. Madrid, Alianza Ed., 1985, 3a edición, 183p.
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